Una de las cosas que más me han
impactado en los últimos días ha sido saber que el barrio gótico de Barcelona
no era tal como lo conocemos. Es en sí mismo una creación del siglo XX.
Algunos me han comentado que esto lo sabe
todo el mundo. Pero yo no lo sabía…
Todo empieza con la apertura de la Vía
Laietana en 1908.
Ildefonso Cerdá ya diseñó una vía que
abriera su recién construido Eixample con el puerto a través de una gran
avenida. El proyecto se abandonó para concentrarse en el propio Eixample y, en
1899, se impulsa su construcción bajo el amparo del Plan Baixeras, que pretendía
construir dos grandes vías paralelas a la Rambla, que cruzasen la vieja ciudad:
la Vía Laietana y la Rambla del Rabal.
La construcción de la Vía Laietana
supuso abrir una brecha de 80 metros de ancho y significó la destrucción de más
de 2.000 casas y palacios medievales. Algunos de ellos se ubicaron en el actual
barrio gótico, que se remodeló para darle un aire más medieval del que tenia,
ya que a principios del siglo XX solo estaba la Catedral, la Casa de la Pía
Almoina, el Salón del Tinell y la iglesia de Santa Ágeda.
Los edificios de estilo gótico mas acentuado
fueron trasladándose piedra a piedra, así la Casa Padellás salió de la Calle
Mercaders, que se comió la Vía Laietana y se ubicó en la Plaça del Rei donde se
alberga el Museo d’Historia de Barcelona. Otros edificio viajeros fueron la
sede del gremio de Calderers que viajó de la calle de la Boira a la Plaça Sant
Felip Neri, destino también de la edificio del gremio de Sabaters que estaba
originariamente emplazada en la calle Corríbia (en la actual avenida de la Catedral)
y que paso antes por la Plaça Lesseps.
Algunos elementos de inmuebles
destruidos se utilizaron para acentuar el estilo gótico de edificios ya
existentes, como el palacio Pignatelli, que acogió ventanas góticas procedentes
de derribos.
En otros casos se procedió a la reconstrucción
de edificios, como el caso de la fachada de la catedral de Barcelona, que fue
diseñada y elaborada entre 1882 y 1913 por Josep Oriol Mestres y August Font i
Carreras, valiéndose de los rasgos y características del neo-gótico. Igual que
con el edificio que alberga el Centro Excursionista, obra del arquitecto modernista
Lluís Domènech i Montaner.
Fachada de la Catedral de Barcelona a finales del siglo XIX |
En alguna ocasión no se fue demasiado
cuidadoso, así el famoso Pont del Bisbe, que une el Palau de la Generalitat y
la Casa dels Canonges, es de 1928 y su diseñador fue el arquitecto Joan Rubió i
Bellver y que contiene más elementos del gótico flamígero del norte de Europa
que de Cataluña.
El barrio gótico por el que se pasea no
es tan gótico, es el fruto de la construcción de la Vía Laietana y se terminó
en los años 30 del siglo pasado. Es una reconstrucción de la ciudad que pudo
ser, pero no de la que fue.
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