Noviembre de 1996, el entrenador del
Southampton Graeme Souness recibe una llamada telefónica de George Weah,
estrella liberiana del AC Milan que le recomienda el fichaje de su primo Ali
Dia, internacional con Senegal y, que tras jugar en el Paris Saint-Germain, se
habia quedado sin equipo.
En esos momentos el Southampton tenia la plantilla bajo mínimos, Weah era una
figura en el futbol, Balón de Oro en el 1995, y la posibilidad de
incorporar un delantero africano se vio como una oportunidad irrechazable.
El Southampton lo contrata por un mes,
algo que era habitual en el futbol británico, y prevé una prueba en un partido de
reservas y jóvenes promesas contra el Arsenal. Ese día, una intensa lluvia hace
que se suspenda el partido. Aun así, sin realizar prueba alguna y delante la
multitud de bajas que tiene el equipo Dia fue convocado para el partido de ese
fin de semana contra el Leeds United el día 23 de noviembre, le asignaron el
dorsal 33.
Comenzaba el partido en el estadio del
Leeds, Elland Road. En el minuto 33, la estrella del equipo Mat Le Tissier se
lesionó; sin dudarlo Souness dio entrada al prometedor fichaje, el
internacional senegalés Ali Dia.
Dia fue sustituido antes de acabar el
partido. Durante los 43 minutos que jugó no hizo ni un control, ni un pase, ni
una carrera con sentido. No tenía ni idea de táctica, no sabía colocarse, casi
ni sabía chutar el balón correctamente. El público rival disfrutó del espectáculo
del senegalés mientras su equipo se imponía 2 a 0.
Souness llamó tras el partido a George
Weah para pedirle explicaciones, pero este no sabía nada; nunca le había llamado
y no tenía un primo llamado Ali Dia.
Dia no se presentó al entrenamiento,
informó que se iba a tratar una lesión y no le volvieron a ver. Se trataba de
un tipo de 30 años que jugaba de manera amateur mientras se sacaba una carrera.
Tan evidente era su falta de aptitudes que alguno de sus compañeros le tildó de
no saber ni correr y el propio Le Tissier dijo de él que “"su actuación
fue increíble; corría por el césped como si fuera Bambi sobre el hielo, era muy
muy vergonzoso verlo ahí. La cara de Souness debió de ser un poema.
Pero Ali Dia había conseguido su
objetivo, y el sueño de tantos y tantos jóvenes. Un don nadie, un chico de la
calle, había llegado a disputar unos minutos en la Premier League, como si
cualquiera pudiera hacerlo.
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