12 Meses,
12 Mentes
DICIEMBRE
– RORTY
La
filosofía de la segunda mitad del siglo XX se caracteriza por la crisis de su
misma forma de entenderse. La pluralidad de métodos, puntos de partida y campos
de acción, permite preguntar si la filosofía sigue siendo una disciplina
unitaria. ¿Sigue justificándose su existencia al lado de las ciencias
particulares? ¿Es todavía posible un diálogo entre las distintas corrientes?
En este
periodo, destaca la filosofía existencialista y dialógica desde Jaspers a Lévinas,
la antropología filosófica de Plessner, el estructuralismo de Lévi-Strauss o Foucault,
la hermenéutica desde Dilthey a Gadamer, la filosofía cristiana, el marxismo de
Lukács o Bloch y la teoría crítica de Adorno.
Entre tanto
filósofo destacaría a Richard Rorty. Rorty pertenece a la tradición filosófica estadounidense
del pragmatismo y consideraba que no podemos concebir el conocimiento como la representación
correcta de la realidad; esto se debe a dos razones, primero porque experimentamos
datos crudos de cómo es el mundo; segundo porque nosotros reconstruimos el
mundo con nuestras facultades mentales. Esto nos suena al relativismo…
Rorty
sugiere que el conocimiento no es tanto una forma de reflejar la naturaleza,
sino una cuestión de “practica social”, así lo que consideramos conocimiento, o
no, se ve limitado por el contexto social en el que vivimos. Esto lleva a Rorty
a afirmar que no hay absolutos en ética, es decir, no podemos hablar del bien o
del mal absoluto.
Esta afirmación
es difícil de aceptar, pero Rorty defiende que cuando alguien actúa con maldad,
no viola una ley moral absoluta o una verdad acerca de la vida. Nosotros somos
seres finitos, con una existencia limitada y que ninguno de nosotros tiene una conexión
especial con ninguna verdad moral más profunda o fundamental. Sin embargo, esto
no significa que los problemas de la vida hayan desaparecido o que dejen de ser
importantes, sino que siguen existiendo y, en ausencia de leyes morales
absolutas, quedan en manos de nuestros recursos. No queda ningún sentido absoluto
del bien o del mal por descubrir, así que solo nos queda mantener nuestras
esperanzas y lealtades, y seguir participando en diálogos comprometidos acerca
de estos difíciles problemas.
Rorty
menciona que, tal vez, sea suficiente con esto: la humildad de reconocer que no
hay un criterio absoluto de verdad, la solidaridad con los demás, y la
esperanza de ser capaces de contribuir a conseguir un mundo donde merezca la
pena vivir y legárselo a quienes nos sucedan.
Como no
he encontrado ninguna camiseta de Rorty que me gustase, linko una de Amnistía Internacional que sirve para cerrar estos 12 post, seguro que había otros, pero
estos han sido los elegidos.
“Si podemos
confiar en los demás, ya no necesitamos confiar en nada más”
Richard
Rorty
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