El 27 de mayo de 1934 arrancó la segunda
edición del Campeonato Mundial de Fútbol.
Italia consiguió que se designara
anfitriona 2 años antes. La presión del dictador italiano Benito Mussolini, para
conseguir organizar el evento, provocó la retirada de Suecia de la carrera para
la designación mundialista.
El mundial estuvo marcado por dos
condicionantes: el boicot sudamericano y la presión del fascismo.
Uruguay, la vigente campeona, declinó
disputar el torneo por la negativa de los italianos a ir a Uruguay 4 años
antes. Ha sido la única vez que el campeón no ha defendido el título. Solo 4
países no europeos participaron en el mundial: Brasil, Argentina, con un equipo
amateur, EEUU y Egipto.
Mussolini vio en la celebración del
mundial la posibilidad de conseguir un lavado de imagen y mostrar a todo el
mundo los ideales del fascismo italiano. El dictador presionó a directivos,
seleccionador y a jugadores de la obligación de ganar el título. Ya antes de
que fuera designada sede mundialista, Italia autorizó la llegada de
sudamericanos con ascendencia italiana para que después fueran nacionalizados.
Para las 16 plazas del campeonato
llegaron 32 solicitudes, por lo que todas las selecciones jugaron una
eliminatoria previa. Italia jugó un partido contra Grecia, la ida 4 a 0 en
Milán, la vuelta no se celebró. Los países del Reino Unido, enfrentados con la
FIFA no participaron.
El torneo se disputo a eliminatoria
directa, cosas que solo se repetiría en el mundial del 1938. Italia eliminó a
EEUU en octavos, a España en cuartos y a Austria en semifinales. Toda la
trayectoria de los locales hasta la final estuvo marcada por la polémica.
Derrotó a EEUU 7 a 1, tras el partido de clasificación que enfrentó a los
norteamericanos contra México. A España en el partido de desempate, ya que el
inicial acabó 1 a 1, donde el árbitro anuló 2 goles a los españoles y después y
la Austria de Matthias Sindelar fue derrotada 1 a 0 con un gol en fuera de
juego.
La final se disputó en Roma entre Italia
y Checoslovaquia ante la mirada de las autoridades fascistas. Los italianos
ganaron 2 a 1 y se alzaron con la Copa de la Victoria, la Jules Rimet y la
Coppa del Duce, un trofeo entregado por Benito Mussolini 6 veces más grandes
que el trofeo oficial.
La regla no escrita de la
alternancia de las sedes entre Europa y América no se cumplió en el siguiente
mundial. En 1936, durante los JJOO de Berlín, se designó que la tercera edición
del Campeonato Mundial de Fútbol se disputaría en Francia en 1938. El lío volvía a estar servido.
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