Bueno
si, la playa, el tinto de verano, los arroces, las verbenas y fiestas
populares, los “güiris”, el olor a after-sun, el metro lleno
todos los días a todas las horas, los helados, los pantalones
cortos, las noches tropicales de insomnio, el gazpacho, las terrazas,
el melón o la sandia de postre, …
Aunque
la autoría de la ensaladilla rusa original se atribuye al cocinero
Lucien Olivier en 1860, este plato ya existía anteriormente. En
1846, el libro “The modern cook” del chef anglo-italiano Charles
Elmé Francatelli ya recogía la ensalada rusa, un
plato con langosta, anchoas, atún, cangrejo, aceitunas y alcaparras
aliñadas con mayonesa.
El
recetario de 1856, “Cuisine classique” de los chefs franceses
Urbain Dubois y Émile Bernard, recogía una versión de ensalada
rusa con patatas cocidas, remolacha, apio, pepinillos, anchoas,
rábanos y alcaparras
aliñadas con mayonesa.
También
el libro del 1857 "La cocina moderna, según la escuela francesa y
española", de los cocineros españoles Manuel Garciarena y Mariano
Muñoz, explicaban una ensalada rusa que constaba de ingredientes
cocidos y aliñados con mayonesa
Por
todo esto se puede decir que el señor Olivier lo único que hizo fue
popularizar en Rusia una versión personal de un plato que rondaba
por Europa desde principios del siglo XIX: una ensalada basada en
hortalizas cocidas aliñadas con mayonesa.
Lucien
Olivier fue un cocinero belga de origen francés que emigró a Rusia,
allí abrió el restaurante de alta cocina, el Hermitage (a veces escrito Ermitage). El
restaurante, gracias a la francofilia de la Rusia zarista, fue un
éxito.
Uno
de los platos fue la ensalada Olivier, una ensalada hecha con carne
cocida de urogallo, perdiz o venado alternadas con capas de caviar,
alcaparras y caldo en gelatina, incorporaba colas de cangrejo y
lengua de ternera, además de patatas cocidas, huevos duros y
pepinos, todo ello coronado por una mayonesa aderezada con mostaza y
especias.
Al
parecer, los clientes solían mezclarlo todo junto en el plato y el
cocinero decidió servir la ensalada de ese modo, picada en trozos
pequeños y con más salsa. De este modo se hizo célebre la receta
entre la aristocracia moscovita.
Con el cierre del Hermitage en 1905, la receta se adaptó a los gustos, disponibilidad de ingredientes y bolsillos de la sociedad del momento.
Con el cierre del Hermitage en 1905, la receta se adaptó a los gustos, disponibilidad de ingredientes y bolsillos de la sociedad del momento.
En
España la receta popular era la de una menestra fría de hortalizas
con mayonesa. Tras la Guerra Civil, se intento cambiar el nombre de
“rusa” por ensaladilla nacional o ensaladilla imperial, para
eliminar probable origen soviético o comunista de un plato popular,
pero la idea no cuajó y la ensaladilla rusa siguió siendo rusa.
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