Me
encantan las historias de fútbol, sobretodo las mas sorprendentes,
las alejadas del actual fútbol moderno. La maldición de Bela Guttmann, el partido de la muerte, la historia detrás de la camiseta con la que Maradona metió su famoso gol con la mano,…
Disfruté
de la historia de Ali Dia, el “peor jugador de la historia”, pero
no conocía la de Carlos Kaiser, “el mejor futbolista que nunca
jugó un
partido”.
La
verdad es que es difícil saber que hay de verdad y que es invención
en la vida de Carlos Henrique Raposo.
Su
historia comienza a mediados de los 80 en Brasil, cuando Carlos
descubre la vida de los futbolistas
y se deja llevar por ella, para conseguirlo debía ser futbolista,
aunque él no sabia jugar a fútbol. Se dice que la mentira comenzó
cuando Carlos dijo que había sido campeón de la
Copa
Libertadores con
Independiente, haciéndose pasar por el argentino Carlos Alberto
Enrique. Carlos, apodado Kaiser por su similitud a Frank Beckenbauer,
comienza su andadura por el fútbol brasileño, contratos cortos, gran
relación con jugadores y periodistas y mucha osadía. El prometedor jugador necesitaba, para su historia, un reto: una aventura europea que le aseguraría
fama y reconocimiento.
Logró
cruzar el Atlántico, en concreto para jugar en el Gazélec Ajaccio
francés, donde pasó 1 año sin jugar. Siempre, alegando lesiones,
evitó mostrar su nivel. En la presentación, entregó un ramo de
flores a la mujer del presidente, besó la bandera de Córcega y, para
no tocar ningún balón, chutó todos los balones al publico.
Al
año siguiente lo fichó el Bangu, club de un barrio de Rio de
Janeiro. Allí el presidente era Castor de Andrade, uno de los
mafiosos mas importantes de Brasil. Carlos Kaiser protagonizó otro
episodio hilarante, Kaiser había sido fichado como una estrella y
siempre estaba lesionado. De Andrade presionó para que jugara en
un partido contra el Curitiba.
Carlos
Kaiser empezó en el banquillo, pero cuando el presidente pidió que
saliese al campo, durante el calentamiento se encaró con un hincha y
saltó la valla de separación montando una tangana que terminó con su
expulsión. Cuando de Andrade, al final del partido, fue al vestuario
a pedirle explicaciones, Carlos Kaiser, llorando, le dijo que lo
sentía, pero que
escuchó
a un
aficionado hablar mal
de él
y Carlos dijo que, como
lo quería como un padre, ningún hijo podía escuchar hablar mal de
su padre. Castor de Andrade, el peligroso mafioso, no solo le consoló
y perdonó,
sino que le renovó el contrato unos meses más.
Tras
el Bangu, vinieron el Botafogo, el Vasco de Gama, el Puebla de
México, el Paso de EEUU o el America de Brasil, muchos de estos
clubs no tienen registros del paso de Carlos, pero, según él, por
el poco interés a reconocer que fueron ficharon a un fraude.
¿Todo
esto fue real?
La
verdad no se sabrá, pero con mucha probabilidad, no.
La
historia de Carlos Kaiser es la de alguien que se introduce en el
circulo de los futbolistas y alimenta su historia con aventuras
inventadas e informaciones falsas. Nunca
estuvo
en Europa, ni
siquiera su apodo dicen que viene de su similitud con Beckenbauer,
sino de su físico, por entonces se lanzó una cerveza llamada Káiser
de cuello grueso y recordaba a la silueta de Carlos.
Las
fotos de él vestido con el uniforme de Ajaccio se sacaron en un campo
de Brasil, Kaiser conocio a Fabio
Barrios “Fabinho”,
jugador
del Ajaccio, y le pidió una equipación. Aprovecho para sacarse una fotos que dieran verisimilitud a su historia.
Sorprende que no haya fotos de él en el estadio o algún reporte en los medios, de hecho nadie entrena con el uniforme de partido y sin compañeros.
Kaiser fue alternando pequeños contratos de meses en equipos sin jugar, su éxito se debía a su carácter alegre y amigable, su buena relación con periodistas y mandatarios y sus mentiras. De hecho, hay unas fotos vestido del Insbruck donde nunca ha mencionado que jugase.
Sorprende que no haya fotos de él en el estadio o algún reporte en los medios, de hecho nadie entrena con el uniforme de partido y sin compañeros.
Kaiser fue alternando pequeños contratos de meses en equipos sin jugar, su éxito se debía a su carácter alegre y amigable, su buena relación con periodistas y mandatarios y sus mentiras. De hecho, hay unas fotos vestido del Insbruck donde nunca ha mencionado que jugase.
El
personaje de Carlos Kaiser es una invención de Carlos Henrique
Raposo. Nunca jugó en Córcega, se apropió de una equipación que le
regaló Fabinho y le pidió información sobre la ciudad, a partir de
ahí falsificó un carnet de futbolista y empezó a crear una mentira
que le llevo a algunos clubes de fútbol.
Todos
destacan el gran carácter de Carlos, un tipo amigable, simpático
con los presidentes, los futbolistas y los periodistas. Sus amigos
intentaban que les diesen oportunidades en los diferentes clubes,
pero su don no estaba en el manejo del balón, estaba fuera de él.
Grandes jugadores como Bebeto, Renato Gaucho o Ricardo Rocha solo
tienen palabras de elogio hacia su persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario