domingo, 31 de mayo de 2020

KAISER: EL MEJOR FUTBOLISTA QUE NUNCA JUGÓ UN PARTIDO


Me encantan las historias de fútbol, sobretodo las mas sorprendentes, las alejadas del actual fútbol moderno. La maldición de Bela Guttmann, el partido de la muerte, la historia detrás de la camiseta con la que Maradona metió su famoso gol con la mano,…

Disfruté de la historia de Ali Dia, el “peor jugador de la historia”, pero no conocía la de Carlos Kaiser, “el mejor futbolista que nunca jugó un partido”. 
La verdad es que es difícil saber que hay de verdad y que es invención en la vida de Carlos Henrique Raposo.

Su historia comienza a mediados de los 80 en Brasil, cuando Carlos descubre la vida de los futbolistas y se deja llevar por ella, para conseguirlo debía ser futbolista, aunque él no sabia jugar a fútbol. Se dice que la mentira comenzó cuando Carlos dijo que había sido campeón de la Copa Libertadores con Independiente, haciéndose pasar por el argentino Carlos Alberto Enrique. Carlos, apodado Kaiser por su similitud a Frank Beckenbauer, comienza su andadura por el fútbol brasileño, contratos cortos, gran relación con jugadores y periodistas y mucha osadía. El prometedor jugador necesitaba, para su historia, un reto: una aventura europea que le aseguraría fama y reconocimiento.

Logró cruzar el Atlántico, en concreto para jugar en el Gazélec Ajaccio francés, donde pasó 1 año sin jugar. Siempre, alegando lesiones, evitó mostrar su nivel. En la presentación, entregó un ramo de flores a la mujer del presidente, besó la bandera de Córcega y, para no tocar ningún balón, chutó todos los balones al publico.
Al año siguiente lo fichó el Bangu, club de un barrio de Rio de Janeiro. Allí el presidente era Castor de Andrade, uno de los mafiosos mas importantes de Brasil. Carlos Kaiser protagonizó otro episodio hilarante, Kaiser había sido fichado como una estrella y siempre estaba lesionado. De Andrade presionó para que jugara en un partido contra el Curitiba.
Carlos Kaiser empezó en el banquillo, pero cuando el presidente pidió que saliese al campo, durante el calentamiento se encaró con un hincha y saltó la valla de separación montando una tangana que terminó con su expulsión. Cuando de Andrade, al final del partido, fue al vestuario a pedirle explicaciones, Carlos Kaiser, llorando, le dijo que lo sentía, pero que escuchó a un aficionado hablar mal de él y Carlos dijo que, como lo quería como un padre, ningún hijo podía escuchar hablar mal de su padre. Castor de Andrade, el peligroso mafioso, no solo le consoló y perdonó, sino que le renovó el contrato unos meses más.

Tras el Bangu, vinieron el Botafogo, el Vasco de Gama, el Puebla de México, el Paso de EEUU o el America de Brasil, muchos de estos clubs no tienen registros del paso de Carlos, pero, según él, por el poco interés a reconocer que fueron ficharon a un fraude.

¿Todo esto fue real?

La verdad no se sabrá, pero con mucha probabilidad, no.

La historia de Carlos Kaiser es la de alguien que se introduce en el circulo de los futbolistas y alimenta su historia con aventuras inventadas e informaciones falsas. Nunca estuvo en Europa, ni siquiera su apodo dicen que viene de su similitud con Beckenbauer, sino de su físico, por entonces se lanzó una cerveza llamada Káiser de cuello grueso y recordaba a la silueta de Carlos.
Las fotos de él vestido con el uniforme de Ajaccio se sacaron en un campo de Brasil, Kaiser conocio a Fabio Barrios Fabinho”, jugador del Ajaccio, y le pidió una equipación. Aprovecho para sacarse una fotos que dieran verisimilitud a su historia.

Sorprende que no haya fotos de él en el estadio o algún reporte en los medios, de hecho nadie entrena con el uniforme de partido y sin compañeros. 
Kaiser fue alternando pequeños contratos de meses en equipos sin jugar, su éxito se debía a su carácter alegre y amigable, su buena relación con periodistas y mandatarios y sus mentiras. De hecho, hay unas fotos vestido del Insbruck donde nunca ha mencionado que jugase.

El personaje de Carlos Kaiser es una invención de Carlos Henrique Raposo. Nunca jugó en Córcega, se apropió de una equipación que le regaló Fabinho y le pidió información sobre la ciudad, a partir de ahí falsificó un carnet de futbolista y empezó a crear una mentira que le llevo a algunos clubes de fútbol.
Todos destacan el gran carácter de Carlos, un tipo amigable, simpático con los presidentes, los futbolistas y los periodistas. Sus amigos intentaban que les diesen oportunidades en los diferentes clubes, pero su don no estaba en el manejo del balón, estaba fuera de él. Grandes jugadores como Bebeto, Renato Gaucho o Ricardo Rocha solo tienen palabras de elogio hacia su persona.
Existe un documental Kaiser: The Greatest Footballer Never to Play Football (2018) que explica su historia, y lo difícil que es sacar lo real de lo inventado.
Sea verdad o no, es una gran historia.

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