El 8 de junio de 1990, en Milán, arrancaba
la XIV edición de la Copa Mundial de la FIFA. En 1984, se designó que el país
transalpino organizaría de nuevo el mundial tras la edición de 1934. En la
final se impuso a la URSS, por 11 votos a 5. Grecia e Inglaterra que también se
postularon se retiraron y Francia aplazó su candidatura para presentar una más
competitiva en 1998.
Adidas presentó el Etrusco Único, el
balón del mundial. Seguía la estética del Tango y del Azteca, pero más rápido y
ligero. La mascota era una figura con palos con los colores de la bandera
italiana y un balón como cabeza, su nombre Ciao y, posiblemente, la peor
mascota de la historia de los mundiales.
Participaron 24 selecciones con el mismo
formato que en México’86, 6 grupos de 4 equipos donde se clasificaban para
octavos de final los primeros y segundos de cada grupo y los 4 mejores
terceros. El mundial pasó por ser uno de los mas pobres de nivel futbolístico,
a pesar de que todos los campeones históricos estaban representados.
En la primera fase destacó la sorpresa
de Camerún, los “leones indomables” se clasificaron primeros en un grupo con
Rumania, Argentina y la URSS. Los africanos fueron el primer equipo de su
continente en plantarse en cuartos de final. Roger Milla, con 38 años, fue una
de las figuras de este mundial, marcó 4 goles, llevó a Camerún a cuartos, donde
perdió en la prorroga contra Inglaterra y se llevó el premio al segundo mejor
jugador del torneo.
En la fase final, Brasil era eliminada
por Argentina y España por Yugoslavia. Las semifinales depararon un
Argentina-Italia y un Alemania-Inglaterra, ambos acabaron 1 a 1 y con
victoria de Argentina y Alemania a en la tanda de penaltis. Italia ganó el
tercer puesto.
La final entre Argentina y Alemania era
la reedición de la de Mexico’86, pero en esta ocasión el partido no fue tan
vistoso. Los alemanes ganaron 0 a 1 con gol de penalti en el minuto 87. La
final estuvo marcada por la tremenda pitada que recibió Argentina, verdugo de
Italia en semifinales y por un Maradona, que físicamente mermado durante todo
el campeonato, poco más pudo hacer.
Alemania levantó su tercer trofeo
mundial en un torneo que no destacó por la vistosidad del fútbol mostrado, con
un juego rácano y resultados con pocos goles.
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